Compañeros y Compañeras
Quisiera exponer algunos puntos de vista que quizás no fueron suficientemente abordados por nosotros, los estudiantes, y que de su consideración dependen los pasos a seguir en las negociaciones que se llevarán a cabo entre las autoridades de la facultad y nuestros dirigentes estudiantiles.
Primero que todo, me gustaría decir que esta propuesta la expuse personalmente en una asamblea de toma que se realizó el día miércoles 28, en un clima de dialogo cordial y respetuoso, lo que demuestra que como estudiantes nos hemos dado las instancias para enfrentar ideas, y realizar nuevos diagnósticos.
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Pienso que re-elaborar constantemente los análisis de la contingencia e ir adelantándonos a los nuevos escenarios, es un requisito fundamental para enfrentarnos a los problemas, que como todos sabemos, son dinámicos, y nos van mostrando con el tiempo distintas caras. Como estudiantes debemos ser capaces de adelantar jugadas, y darnos cuenta a tiempo de los errores que nos impiden avanzar lo suficientemente firme y rápido.
Considero que las fuerzas estudiantiles se juegan todo lo que han construido con paciencia y esfuerzo en las "mesas de negociaciones"; es en esa instancia donde nos jugamos el partido más importante. Es un espacio donde deben afinarse todas las armas, y en el cual, han de extremarse las cautelas, y agudizarse el discurso. Por lo mismo, es preciso que entre todos construyamos salidas posibles al conflicto, y podamos delimitar esa frontera que define el "perdimos", o el "ganamos".
1.
Pienso que el petitorio en su contenido es bueno, y recoge las miradas y sensibilidades de todo el campus. En él todos coincidimos en la necesidad de dotar a la universidad de un estatus realmente publico, tanto en su forma de financiamiento como en las instancias institucionales de dialogo entre estamentos.
Sin embargo hay un punto que yo considero fundamental, y ante el cual es preciso reelaborar un diagnostico. Cuando el estudiantado es capaz de elaborar un sentido, y esquematizar los problemas y las soluciones, tiene que estar también dispuesto a corregir ese sentido, o ese diagnostico, cuando se presentan nuevos escenarios.
En este caso me refiero al asunto de la contraparte, la cual a simple vista es muy controvertida, y ante la cual, es difícil reaccionar de otro modo que no sea con espanto.
Al verla como una exigencia obligatoria, explícita en el instrumento contractual al que denominamos "convenio de desempeño", no es difícil sospechar que esta provenga de los intereses ideológicos de las vanguardias más neo-liberales del gobierno, y que por lo tanto, estén orientadas a generar procesos de autofinanciamiento en las universidades publicas. Como todos nosotros hemos afirmado, esto seria lamentable para la Universidad de Chile, ya que tendría que dirigir sus esfuerzos académicos al mercado, olvidándose de su rol publico al servicio de las necesidades de su pueblo.
Sin embargo hay un problema. El convenio de desempeño NO exige poner una contraparte. Por lo tanto, no es tan fácil afirmar una manipulación ideológica por parte del Estado.
De hecho, quienes son los responsables de esa contraparte son precisamente los miembros del CGA, cuando estimaron un proyecto que a todas luces resultaba impagable, y que obligaba a las facultades precarizadas del JGM a ponerse con esa diferencia de 40 mil millones (el proyecto estimado por la CGA) y los 25 mil millones que vienen del Estado. Es decir, esos 15 mil millones de diferencia (la contraparte) podrían llegar a poner en jaque a un campus que evidentemente no puede hacerse cargo de ellos.
Sin embargo hay un elemento, un nuevo escenario, que probablemente pasamos por alto, y al cual no le dimos la suficiente atención.
Esto tiene que ver con la división en tres partes de esa diferencia de 15 mil millones, y que significa repartir políticamente (no técnicamente) la inversión total. Si nos fijamos con atención, esta división fue realizada por el Rector, y para algunos ha significado uno de los errores más gruesos de su gestión.
¿Porque?
Porque comprometió 10 mil millones de pesos que pertenecen a toda la universidad (5 mil millones del Fondo General, y 5 mil millones de reconversión de activos) lo cual, como se vio en el Concejo Universitario, las grandes facultades no están dispuestas a pasar.
Esta oposición a entregar platas a un campus como el JGM, tiene un correlato histórico. Las grandes facultades siempre se han opuesto a re-distribuir las platas que pertenecen a todos, ya que son las principales contribuyentes, y además, porque son las que históricamente se han aprovechado de esos fondos.
Es cosa de ver cuantas inversiones en infraestructura y en programas académicos se han hecho a través de platas que son de todos (incluso nuestras), y cómo en facultades como la FEN o Derecho, van a parar más platas, sólo porque estas son más idóneas al modelo de desarrollo actual, y porque son más productivas.
Todos nosotros sabemos que esto es así, basta un paseo por estas facultades del Primer Mundo para enterarnos que hay una pésima distribución de los recursos al interior de la Universidad. Por eso mismo como estudiantes hemos afirmado categóricamente, incluso en el petitorio, la necesidad de re-distribuir las platas que son de todos.
Ante esto, planteo lo siguiente:
¿Porque rechazar esos 10 mil millones de pesos? ¿Acaso no son una re-distribución coyuntural de platas que le pertenecen a todos?
Averiguando en las paginas institucionales de la Universidad de Chile, me enteré que el Fondo General de la Universidad sí tiene capacidad de pago. Ese fondo es como el fisco. Las platas de toda la universidad van a parar ahí; y tal como ocurre a nivel nacional, lo que se hace con esas platas se define políticamente. ¿Acaso preferimos que esas platas se vayan, como lo hacen todo el tiempo, a construir edificios nuevos al Primer Mundo, a las grandes facultades? ¿Por qué no aprovechar esta metida de pata del Rector, para exigir que se haga una re-distribución coyuntural? (serían 550 millones de pesos para el campus durante 10 años, más los fondos que se obtienen de la reconversión de activos).
Rechazar estos 10 mil millones porque son coyunturales no tiene sentido. Es como rechazar los 25 mil millones que nos entrega el Estado porque son coyunturales. Esto no significa, bajo ningún motivo, que no queramos seguir peleando por más Aporte Fiscal Directo, o que abandonemos la lucha por una distribución equitativa permanente de los ingresos dentro de la Universidad de Chile.
Todo lo contrario, al utilizar políticamente esa metida de pata del Rector (cosa que lo tiene peleado con los decanos que lo eligieron) significa una oportunidad para tematizar el problema de la desigualdad entre el Primer Mundo y el Tercer Mundo al interior de la Universidad, y para que de una vez por todas, estas facultades tercermundistas no estén ahorrando hasta el confort.
Esos diez mil millones no son producto del autofinanciamiento, ya que la Universidad en su conjunto produce excedentes. ¿Qué hacer cuando hay excedentes? Pues bien, hay que reinvertirlos. ¿Por qué esperar que estos se sigan re-invirtiendo en otras facultades, y no aprovechar que hay facultades, de nuestro campus, que necesitan estos recursos? Eso incluso pondría a profesores y autoridades de nuestro campus de nuestro lado, y podría servir como una salida al conflicto.
Ahora bien, y como se ha dicho antes, esto no significa que aprobemos que el Campus se comprometa con 5 mil millones, que pueden significar efectivamente un deterioro de su función publica, y eventualmente en la subida de aranceles o en la disminución de los funcionarios. Pienso que estas tomas han servido muy bien, gracias al trabajo de todos, para poner de nuestro lado a algunos decanos, como los de periodismo y filosofía, para que rechacen esa plata que tendría que poner el campus, y eso es bueno.
Debemos ser categóricos a la hora de afirmar que esas platas no pueden salir del campus, pero debemos ser igualmente categóricos para que esas platas salgan de la Universidad. Hay que meterle presión al Rector para que este cumpla con su palabra, y de esa forma obligarlo a pensar cómo diablos puede sacar esa plata de fondos generales. De hecho, con esto, podemos incluso obligarlo a comprometerse con pedir mas Aporte Fiscal Directo, ya que las fuerzas al interior de la Universidad se lo estarían exigiendo.
2.
Ahora bien, tenemos que tener mucho ojo cuando decimos que bajar la contraparte en su totalidad significa que los estudiantes ganamos. Actualmente al Concejo Universitario, y sobre todo a los decanos de las facultades grandes les conviene más que a nadie oponerse a la contraparte. Puede que nuestras celebraciones estén equivocadas, si es que logramos bajar la contraparte en su totalidad, y que los que estén realmente contentos sean los decanos de las grandes facultades, ya que podrán disponer a futuro de esos fondos (como lo hacen todo el tiempo). De hecho, yo pienso que eso es lo que va a ocurrir, el Rector va a ceder en bajar los 10 mil millones, pero eso lo hará por que se lo exige el Concejo Universitario.
Pienso que la formula que proponemos como estudiantes, en realidad no nos conviene mucho. Ósea, al bajar la contraparte en su totalidad, cuadrando las prioridades del proyecto sólo dentro de los 25 mil millones de pesos que nos entrega el Estado, estamos poniéndonos en una situación demasiado moderada, y le estamos haciendo el favor al Concejo Universitario. Hubiera sido mucho más conveniente oponerse sólo a los 5 mil millones que tendría que comprometer el Campus, y aceptar los 10 mil millones.
Después de todo igual tendríamos que cuadrar las prioridades dentro de los 25 mil millones, ¿porqué mejor no hacerlo dentro de 35 mil millones? (la suma de 10 mil millones y 25 mil millones).
3.
Para finalizar, me gustaría decir que esta discusión es muy importante y no es un simple tecnicismo. Lo que se define aquí, es la distribución de platas históricas: lo que está detrás de las cifras son relaciones de poder. Por lo mismo, evaluar correctamente nuestra posición ante estas platas, significaría ser coherentes con nuestra exigencia de una mejor distribución interna que se manifiesta incluso en nuestro petitorio.
Esta lucha exige que seamos responsables, y que actuemos como jóvenes informados, lo que implica ser capaces de ir elaborando diagnósticos dinámicos que nos permitan defender mucho mejor nuestra posición.
Rechazar así como así 10 mil millones sería igual de irrisorio que rechazar así como así 25 mil millones. Estamos hablando de mucha plata, plata que puede usarse correctamente en beneficio de las grandes mayorías de este país, pensado desde la educación publica.
Estoy conciente que esto es algo coyuntural, y que no se puede abandonar, bajo ningún motivo, la lucha por mas AFD y por una mejor distribución permanente de los recursos al interior de la Universidad, pero un actuar responsable exige que nosotros, los estudiantes de la Universidad de Chile, sepamos aprovechar las coyunturas, para ir construyendo paso a paso, la gran pelea por la educación publica que todos queremos.
Atentamente
David Viera Miranda
Estudiante de Tercer Año de Sociología
Universidad de Chile
Aporte a la Discucion de David Viera (estudiante sociales)
jueves, 5 de junio de 2008
Publicado por Campus JGM - U. de Chile en 15:39
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